La contaminación invisible afecta a nuestra salud. Cada vez, más tóxicos reducen nuestra esperanza de vida y bienestar. La exposición a una mala calidad del aire no nos mata ni nos hace enfermar al instante, es un desgaste lento con efectos a largo plazo.
La calidad del aire se ve afectada por varios gases, uno de ellos es el dióxido de carbono, que principalmente, en el interior, es generado por la respiración humana. Los edificios son cada vez más eficientes energéticamente y herméticos, lo que conlleva a una menor entrada de aire nuevo, es decir, una acumulación de CO2 en el interior.
El dióxido de carbono es uno de los parámetros básicos de calidad del aire a controlar en un interior. Y además, es uno de los más asequibles a regular, ya que sólo con una buena ventilación se consiguen unos niveles saludables.
Los primeros síntomas de una exposición a concentración mala de CO2 son:
Y, una exposición larga a niveles más tóxicos puede conllevar a la asfixia o a una pérdida de agudeza mental.
¿Qué son los ppm y cuáles son las normativas españolas? En este otro artículo del blog te lo explicamos.